Mi relación con el Ballet clásico empezó cuando tenía tan solo dos años y, una vez a la semana, vi a mi hermana mayor yendo a clases de ballet. Insistí tanto hasta que me dejaran participar en sus clases, a pesar de mi edad. Pronto ya no me bastaba con tan solo una clase a la semana y, así, con 5 años, entré en la academia de ballet de la ópera de Hamburgo en Alemania. En la “Hamburger Ballettschule John Neumeier” y posteriormente en la academia “Tanzparterre Hamburg” me formé tanto en el Ballet Clásico como en varias otras disciplinas que integra el ballet, participando en numerosos espectáculos y ganando concursos a nivel regional, nacional e internacional. El aprendizaje más importante de mis años como bailarina se reduce a algo muy sencillo: más feliz estás, mejor bailas; más alegría por el arte te transmiten tus profesores, más te sientes cómodo con tu cuerpo y mejor sabes transmitir el arte del ballet al público; más entiendes lo que es el ballet, mejor sabes expresarte no solo como bailarina sino en general y, lo más importante, ¡la felicidad contagia! Es por ello por lo que decidimos crear un espacio único dedicado al ballet clásico que tiene como primer objetivo enseñar a todas las niñas y todos los niños que quieran la belleza y alegría de este arte tan precioso  un espacio, donde “la felicidad se baila"